Dos: Bienvenido al Mirador de la Condesa




EL DETECTIVE LEYÓ EL GIGANTESCO CARTEL PINTADO sobre una chapa que empezaba a estar comida por el óxido. Chalets pareados, adosados, parcelas de tantos metros, engañosas amabilidades a la hora del pago.


Bajo el orgulloso emblema de la promotora, la imagen de una arcadia generada por ordenador; ideal para familias dispuestas a entramparse más allá de la eternidad.


Avanzó Zurano por una calleja polvorienta que parecía la pista de aterrizaje de un aeropuerto perdido en Cachemira. De tanto en tanto, casitas que eran la imagen perfecta de un sueño truncado en plena edad de la inocencia: ventanas desorbitadas, tabiques mancillados por torpes plastas de cemento seco, abortos urbanísticos sobre los que empezaba a crecer la mala hierba de la crisis económica.

Uno: Azul Perestroika



LA CIUDAD DORMÍA UNA SIESTA RECOGIDA Y PROVINCIAL.  La luz de agosto, prematuramente dulce, bañaba los edificios que se alzaban a los lados de una gran avenida franquista.

La calle desierta, que desembocaba en la plaza de toros, palpitaba aún con la huella de los sones metálicos de las charangas. En el aire flotaba el olor acre de los churros. De vez en cuando, en el silencio, se tenía la vaga impresión de escuchar los vítores de la afición taurina, los cuales parecían también ecos que brotasen de un sueño, como el ruido del oleaje cuando se está de espaldas al mar.
El espacio deshabitado pertenecía pues a los niños hoscos y a las ancianas que veían la vida pasar detrás de los visillos. Ni los unos ni las otras se fijaron en un hombre que, visiblemente nervioso, se paró frente a una rotonda dominada por un conjunto de metálicos delfines ciegos.

A partir de mañana,  20 de Agosto, empezará a publicarse en este espacio una nueva aventura del detective Daniel Zurano. 

En ella, iniciará un peligroso viaje hacia las profundidades del alma humana durante el cual sólo podrá confiar en que la suerte no le abandone.

¿Te atreves a seguirle?