Veintiuno: extraña forma de vida



Cuando se terminó la fiesta, Rubio y su jefe estaban lo suficientemente borrachos como para querer tomarse una más. Incluso entre la niebla pegajosa del alcohol, Carlos empezó a notar que Jose buscaba contacto con su cuerpo.

Veinte: Ron con Coca-cola


No tuvo tiempo Zurano de hacer la broma que le vino a los labios a propósito de cuánta gente, súbitamente, estaba interesada en conocer el paradero de José Rubio. Empezando por su novio y terminando por aquel guapo desconocido cuyos ojos se clavaron un instante en él para después terminar anegados en un mar de lágrimas.