Treinta y dos: KONCO



Se hizo un silencio espeso el cual el detective no mostró ninguna intención de romper. Poco a poco, su interlocutor se fue poniendo más nervioso hasta que rompió en algunos balbuceos. Supo Zurano que había llegado el momento. Se acercó al directivo de SOGENAL y, casi a la cara, con un tono de voz calculadamente frío, dijo:


-Creo que me debes una explicación.

Rompió a sudar el otro y Zurano le dio la espalda. Por unos sollozos apagados, descubrió el detective que su interlocutor tenía una especial facilidad para el llanto en situaciones extremas. No mostró piedad Zurano, y esperó a que el hombre se calmase un poco. La herida de la frente le latía como para recordarle que había ido allí para obtener información, algo de luz que pusiese un poco de orden en aquella maraña. Por fin, Javier empezó a hablar con un tono de voz más o menos normal.

-Soy un imbécil, Daniel. Todo esto es culpa mía, no tenía que haber empezado con...Con...

-Será mejor que empieces por el principio. Esto ha dejado de ser una broma. Esta noche han asesinado a un hombre –pausa calculada- por tu culpa.

Empalideció el ejecutivo.

-No tenía ni idea.

-¿Por qué quieres encontrar a José Rubio?

-Ya te lo dije. Porque yo...Porque...

-Javier, no me lo creo...-abrió la boca el ejecutivo y Zurano dio un golpe en la mesa- ¡Hostias! Que no me lo creo ¿Ves esto? Anoche han estado a punto de partirme la crisma y esta mañana he tenido que venir hasta aquí, hasta el puto culo del mundo en autbús. Dime ya de una puta vez lo que sabes o voy a empezar a pensar que, cuando salga de aquí, habrá unos hijos de puta a los que tú habrás pagado para que me saquen las tripas y me dejen tirado en cualquier descampado.

-Dani, cómo puedes pensar...-la mirada del detective le paró en seco- Muy bien: ¿No te vas a sentar?

-No estoy cansado.

-Dani, tienes que entenderlo. La crisis...La crisis nos ha golpeado fuerte. Las ventas de 2008 fueron un desastre. Buscábamos todo tipo de alternativas para...Para...No tener que despedir gente. Esta es una empresa casi familiar. Papá conoce a cada uno de los quinientos empleados que tenemos y lo mismo que, si alguien no cumple, se le...Vaya, se prescinde de sus servicios; nosotros también nos sentimos en la obligación de dar la cara cuando las cosas van mal. La situación se hizo insostenible, sin KONCO hubieramos tenido que cerrar a mediados del 2009 pero...Pero...

-Llegó José Rubio.
-Sí, llegó él. Yo no quería. No podía proponerle a mi padre...Pero él amenazó con contárselo todo. Amenazó...Dani, yo tengo mujer, tengo hijos, mi padre...!No hubiera podido soportarlo!

-Sigue.

-Se presentó con su amigo, con el austriaco. Nos vimos en una cafetería. El austriaco...

-¿Cómo se llama?

-No me acuerdo. No hemos vuelto a tener contacto con él. Todo se hace a través de terceros. KONCO no ha vuelto a aparecer en...Bueno, KONCO no ha aparecido en ninguna parte de la documentación. El austriaco me explicó la operación. Me dijo que es algo que todo el mundo hace, que no había que tener miedo, que las ventas a...Bueno, a la esa empresa extracomunitaria se harían bajo otro nombre.

-¿Ventas?

-Facturas. Facturas falsas. Nosotros le venderíamos equipamiento a una empresa de Polonia para que pudiera beneficiarse de las ayudas de la Unión Europea. En los albaranes figurarían piezas y equipamiento industrial para la producción de...Bueno, no sé, de un modelo parecido al que nosotros fabricamos. Todo mentira. Los cajones se cargaban en fin de semana y estaban llenos de chatarra. De máquinas inservibles. Las autoridades de Polonia estaban también sobornadas. Hemos mandado toneladas de hierros oxidados y nadie, ni una sola vez, ha registrado un camión.

-¿Qué ganábais vosotros?

-El precio de mercado de la mercancía nos era devuelto en negro y luego, Hacienda nos devolvía el IVA que soportábamos por las supuestas compras de material.

-¿Y KONCO?

-No lo sé. No tengo ni idea. Me lo vendieron como la salvación. “No te preocupes”, todos hacen lo mismo. Estábamos desesperados...

-¿Y José Rubio?

-Hay algo que no te he contado sobre...Sobre nuestro último encuentro.

-No sé por qué me lo temía.

2 comentarios:

  1. Me han gustado tus letras volveré sin lugar a dudas

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  2. ¿Por qué no seguiste escribiendo? Ahora que estaba en lo mejor...

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